¿Estás quieto?

Muchas personas tienen o acuñan un lema para la vida. Para alguien que conocí su lema para la vida proviene de la Biblia. Hay un versículo que parafraseado más o menos reza: «No teman sino estén firmes (o quietos) y vean la salvación que el Señor les traerá».

Estoy seguro que, cuando Moisés pronunció estas palabras de aliento, al mencionar también «estad quietos» no estaba llamando a la gente a vivir de modo inactivo, sino a conservar la quietud cuando, luego de emprender el viaje, vieron que el camino se cerrara delante de ellos.

«Estad quieto» no debería ser un eslogan en la vida de alguien que fue llamado a conquistar, a hacer, a ir, a emprender, a generar oportunidades, como tú y como yo.

En otra ocasión y en otro contexto, Dios le dijo al siervo de Moisés, llamado Josué: «Esfuérzate y sé valiente, no temas ni te intimides». Ese es el lema de vida para una persona que conozco.

Lo definiría como un individuo que no se detiene por nada ni por nadie. Simplemente es de los que se esfuerza, se arma de coraje y va para adelante como si supiera que todo le va a salir bien.

El eslogan de su vida tiende al movimiento, a hacer posible las cosas, y los demás lo encuentran cada día subiendo un peldaño más en lo que se siente llamado a hacer. No lo hace por la gloria humana, él se siente dichoso con la mera satisfacción del deber cumplido.

Creo que el Señor hoy a muchos nos llama a comenzar o retomar el camino en eso que nunca iniciamos o que abandonamos antes de haberlo alcanzado.

La vida de un hijo de Dios consta de asumir riesgos y de poner con determinación las sandalias gastadas en el desierto. Los que eluden ese primer paso por ser el más difícil también se están privando de un universo de logros y bendiciones.

Aquellos que confían en Dios saben que el Señor no los conducirá por un camino desolado para luego abandonarlos allí.

Inicia con Dios, mi amigo, emprende confiado, entra de nuevo en la carrera aunque te hayan dejado rezagado y cubre tu ruta.

No te detengas a probar si el suelo está firme, o reflexionar sobre la hostilidad del desierto del que se dice que no da tregua, ni te sientas perdido cuando el viento haya borrado los caminos sobre la arena.

A ti es Dios quien te guía; por eso, avanza en quietud mi amigo y verás lo que el Señor hará en tu vida. Avanza porque Dios quiere hacer contigo un nuevo camino.

Luis César Caballero

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