Dios es real

Muchas veces me han preguntado que cuándo sentí por primera vez la presencia de Dios en mi vida. Y la respuesta a esta interrogante me traslada a cuando tenía la edad de 4 años y junto a mi mamá y mis dos hermanos tuvimos que irnos a vivir a la casa de mi abuela, debido a la intempestiva ausencia de mi padre.

Recuerdo que allí, todas las noches, mi mamá se arrodillaba al lado de una pequeña camita donde dormíamos juntos y empezaba a orar y a pedirle a Dios que nos diera la oportunidad de contar con una casa propia. Fue a partir de este momento y gracias a las plegarias y peticiones de mi madre, cuando comencé a recibir de ella toda la información que necesitaba de Dios, ya que diariamente le pedía a Jesús que la ayudara con nuestra crianza.

Era así que todas las noches nos decía:

—Pídanle a Jesús que nos dé una casita.

Y como los niños siempre terminan creyendo lo que le dicen sus padres, mis hermanos y yo comenzamos a orar diariamente para pedirle a Dios por todas nuestras necesidades.

Recuerdo que cada vez que le preguntábamos a mi mamá por mi papá, ella nos decía:

—Su papá es Jesús.

Entonces a partir de ese momento yo, inconscientemente, hice una fuerte conexión con Dios, de tal manera que comencé a pedirle a Jesús no solo por nuestra propia casa sino por todos mis anhelos.

Y fue a partir de ese momento cuando comencé a considerar a Jesús como mi propio papá. Desde ese momento Dios comenzó a ser para mí un Dios real y por tanto sabía que todo lo que le pedía con fe Él me lo iba a socorrer.

Finalmente, uno de esos días mientras estábamos en la casa de la abuela, llegó un cartero y nos dijo que traía una correspondencia para nosotros. Recuerdo que era un sobre de color marrón con muchos documentos adentro. Mi madre lo abrió, lo leyó detenidamente y exclamó:

—Niños, ¿se acuerdan cuando le pedimos a Jesús que nos diera una casa? Ahora acaba de llegar nuestra respuesta de Dios a esa oración.

Resultó que el gobierno argentino nos había otorgado una vivienda. Esas casas eran asignadas por el país a través de un plan llamado: FONAVI (o Fondo Nacional de Vivienda). Y en el mismo les permitían a las personas de bajos recursos realizar pequeños pagos mensuales para cancelar la casa, en un período de 30 años.

Por supuesto que inmediatamente nos fuimos a conocer el lugar, todo olía a nuevo, era una casa preciosísima: contaba con 3 habitaciones, 2 balcones grandes y un baño. Estaba vacía sí, porque no teníamos para ese entonces muchos muebles; pero igual nuestra felicidad era enorme, pues Dios había contestado nuestras oraciones.

Hace unos años, mi mamá terminó de pagar nuestro hogar y para mí fue tan natural esa respuesta de Dios, pues le habíamos pedido tanto a Jesús como si se tratara de nuestro propio padre que al final nos escuchó.

Fue entonces en ese lugar, en la casa de mi abuelita, donde por primera vez comencé a tener conciencia de Dios. Con solo 4 años, aprendí que mi Dios era real, que Jesús, así como lo día mi madre, es mi papá, y a Él puedo pedirle cuanto necesite. También supe que su tiempo es perfecto y que Él siempre contesta a nuestros pedidos.

Es muy común que muchas personas no hayan tenido la oportunidad de relacionarse de esta manera con Dios; tal vez por eso, cuando oran, sienten que están solos, pues no ven, ni escuchan, ni esperan el tiempo de Dios. Por eso, cuando abren sus ojos se encuentran con la misma realidad y caen en la dudad de si en realidad Dios existe, pero hoy te digo con toda responsabilidad que nuestro Padre celestial solo está esperando a que acudamos a él para hacer de nuestros sueños toda una realidad.

Dios es real por Luis César Caballero

 

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