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Diligencia y perseverancia, dos grandes fortalezas ante la adversidad: Wilma Rudolph

En estas recién concluidas olimpiadas de Tokyo 2020 (celebradas en el 2021), existieron varios ejemplos de superación, perseverancia y diligencia, pero en este artículo queremos citar el caso específico de una corredora norteamericana que hace muchos años sobresalió y no solo por su talento, sino por el empeño para lograr sus sueños. Su nombre: Wilma Ruddolf.

En su libro Peldaños de Superación la autora Dorothy E. Watts, hace una reseña biográfica de nuestra atleta destacada el día de hoy:

Wilma Rudolph nació el 23 de junio de 1940 y se caracterizó por ser una de las atletas estadounidense que logró llegar a lo más alto del podio en el año 1961; convirtiéndose así y por muchos años en la mujer más rápida del mundo.

Rudolph nació prematuramente en una familia pobre y fue la vigésima de 22 hermanos. Su infancia no fue sencilla y llegó a enfrentarse a graves problemas de salud.

«Los médicos me dijeron que no iba a caminar nunca más. Mi mamá me dijo que sí, y le creí a ella», comentó una Wilma Rudolph.

Y tan solo a la edad de cinco años le diagnosticaron neumonía, fiebre escarlata y polio; por lo tanto, desde muy pequeña debió usar un inmovilizador en su pierna izquierda para poder caminar.

Vilma Rudolph viajó con su mamá durante horas, meses y años; a hospitales en busca de ayuda de algún paliativo para sus dolores; pero ningún médico le dio la cura exacta para soportar tanto sufrimiento.

Tan solo su madre, como fiel creyente del poder de Dios y de la pronta sanación de su hija, apostó por su curación y se esforzó con ella Wilma para conseguirla.

Fue así que se entregaron a las medicinas experimentales hasta que, un día a la edad de 11 años, no necesitó de su inmovilizador y su vida dejó de ser blanquinegra para pintarse toda de multicolor. https://www.lanacion.com.ar/deportes/atletismo/wilma-rudolph-nina-oro-batallo-toda-su-nid2387386/

A pesar de todas sus limitantes, Wilma Rudolph consiguió superar cada obstáculo que se le presentaba y se convirtió en una gran jugadora de baloncesto y corredora del instituto donde estudió.

Su amor por el atletismo comenzó a dar frutos, cuando en la competencia para clasificar a los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956, obtuvo una plaza en el equipo que representaría a los Estados Unidos en las justas mundiales, gracias a su segundo puesto obtenido en los 200 metros planos.

Sin embargo, los retos siguieron apareciendo en su camino, al ser eliminada en su primera serie por quedar de tercera en la competencia, detrás de la deportista soviética Maria L. Itkina y la alemana Kohler.

Pero esto no impidió que Wilma Rudolph participara en la carrera de relevo de 4×100, donde su país quedó en la tercera posición, por debajo de Australia y Reino Unido ¡Ya estaba siendo laureada!

No obstante, Rudolph siguió avanzando a grandes zancadas ganando un año más tarde (en 1957), el campeonato nacional junior de 75 y 100 yardas; victoria que disfrutó en compañía de ser madre.

Para más motivación, en el año 1960 Rudolph ganó las eliminatorias de la selección de atletas que irían a competir en los Juegos Olímpicos de Roma; superando las pruebas de 100 y 200 metros lisos.

En estas olimpíadas nuestra corredora consiguió la medalla de oro en ambas pruebas; así como también el primer puesto en la competencia de relevo corto.

Pero Rudolph siguió superándose a sí misma cuando en 1961, en Moscú, consiguió igualar el récord mundial de los 100 metros que estaba en 11.3 segundos; marca que superaría cuatro días más tarde en Stuttgart al detener el crono en 11.2”.

Este tiempo récord la llevó a convertirse en la mujer más rápida del mundo, recibiendo así el apelativo de “La gacela negra”.

Y a pesar de retirarse a los 22 años (en 1962) Rudolph siempre siguió luchando por lo que creía justo e importante para ella y los demás…

Estuvo presente en las protestas que se llevaban a cabo para acabar con las leyes de segregación racial y marchaba con la firme convicción de terminar sus estudios y trabajar con los jóvenes de los guetos situados en las grandes ciudades.

Rudolph no solo cumplió sus objetivos, sino que quiso participar en la iniciativa “Operación Champion”, la cual estaba destinada a promover la práctica del deporte entre los jóvenes que no tenían opción a federarse.

La historia de Rudolph aún sigue inspirando a muchos deportistas y su nombre destaca como epónimo de la fundación que creó con la intención de ofrecer entrenamientos gratuitos y organizar competiciones para los jóvenes más necesitados.

A pesar de su pronto fallecimiento en el año 1994, Wilma Rudolph sigue siendo una de las más conocidas atletas a nivel mundial y pudo recibir todo tipo de homenajes tanto en vida como pos mortem; tal es el caso de premio Wilma Rudolph al Coraje, el cual se entregó por primera vez en 1996. https://burelafs.org/pioneras-wilma-rudolph-no-4967/

Entonces, ¿qué aprendizaje podemos extraer de toda su historia?

Que tal y como lo expresó Tomás Alba Edison: “El genio es un 99 % transpiración y un 1 % inspiración”; es decir, que el esfuerzo y la pasión son indispensables para conseguir una meta.

Bien lo señala el sabio Salomón en la Biblia, libro de Proverbios, capítulo 22, verso 29: ¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; No estará delante de los de baja condición.

Por esta razón, destacamos los 5 principales beneficios de la perseverancia como lo son:

  1. La perseverancia aumenta la probabilidad de alcanzar metas difíciles.
  2. La perseverancia ayuda a valorar más los logros obtenidos, puesto que las personas a menudo valoran más aquello que ha sido difícil de alcanzar.
  3. La perseverancia ayuda a mejorar las habilidades de las personas y potencia sus capacidades.
  4. La perseverancia desarrolla nuevas técnicas para superar obstáculos y aprender de los errores.
  5. La perseverancia también ayuda a aumentar la sensación de auto-eficacia cuando tienes éxito; esto implica que una persona se considera capaz de ejercer control y actuar de manera efectiva para conseguir lo que desea. (Fuente: https://www.aboutespanol.com/la-perseverancia-como-una-de-las-fortalezas-del-caracter-2396444)

Amigo mío, amiga mía, desconocemos en qué área de tu vida necesitas perseverar hoy. Quizás sea para deshacerte de un hábito perjudicial, alcanzar un sueño, trabajar en tu autoestima, en una relación interpersonal o laboral; pero ten siempre presente la frase de San Agustín de Hipona: “Ora como si todo dependiera de Dios, trabaja como si todo dependiera de ti”. Pues como bien lo señalamos arriba: la diligencia y perseverancia son tan solo dos de nuestras grandes fortalezas que tenemos para enfrentar la adversidad.

Entonces: ¡Sigue adelante! Y te deseamos que el próximo ejemplo de superación lo vivas tú, pero en primera persona ¡Que tengas un excelente día!

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